Centro Reina Sofia
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Written by on octubre 24, 2016
Estamos, lamentablemente, acostumbrados a verlo en los informativos: agresores que ignoran las órdenes de alejamiento y vuelven a atacar a sus víctimas sin piedad, acabando, en muchas ocasiones con su vida.
No importa lo que las víctimas intenten, a veces de poco sirve que extremen sus propias medidas de seguridad, avisando, por ejemplo, a cerrajeros 24h Barakaldo o cerrajero El Ferrol para instalar un nuevo cerrojo en su casa. Los agresores tal vez no puedan entrar ya en la vivienda, pero nada les impide esperar en la calle a sus víctimas.
Hemos visto incluso casos en los que ni el brazalete electrónico que se ha obligado a llevar al agresor ha sido medida disuasoria suficiente. La pregunta entonces es ¿Cómo proteger a las víctimas?
Da la impresión de que lo único que pueden hacer para protegerse en avisar a un profesional de la seguridad en puertas y convertir su casa en un fortín, en una cárcel de la que no pueden salir por miedo. Pero evidentemente esa no es la solución.
De poco sirve una orden de alejamiento si nadie vigila su cumplimiento. A la víctima hay que protegerla, someterla a vigilancia si es necesario para garantizar su integridad. En casos extremos, incluso, se debería facilitar un cambio de lugar de residencia, de vida y, si es para evitar casos extremos de violencia, por qué no, de identidad. Lamentarse cuando es tarde es inútil.
Otra medida sería endurecer las penas contra los agresores, pero cuando a veces las decisiones quedan en manos de jueces que aplican ciertas medidas de seguridad o no según su criterio, ese es un riesgo inasumible. Casos en los que se denegó a una mujer la petición de una orden de alejamiento a su agresor y que luego han fallecido en sus manos no son extraños, lamentablemente.
Todo ello debería llevar a meditar, pero seriamente, y a tomar medidas estrictas, de protección para las víctimas y de castigo para los agresores. Porque una vida no tiene precio.
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