A mi hijo no le interesan los estudios universitarios ¿Qué hago?

Como padres y madres lo máximo a lo que aspiramos con nuestros hijos es que sean mejores que nosotros. Es decir, que superen el nivel intelectual y humano de sus progenitores para que tengan una mejor calidad de vida y mejoren a la raza, no tanto al apellido como tal, sino a toda la humanidad. En pocas palabras y dando un ejemplo genérico, si uno es ingeniero, pues nuestro hijo debe ser doctor en ingeniería o equivalente y realizar aportes importantes al mundo, aunque sea en el ámbito local.

Además, normalmente los padres sabemos que la mejor vía para mejor la calidad de vida de las personas son los estudios; el conocimiento y la consistencia, por ende, nos imponemos la obligación moral de inscribir a nuestros hijos en estudios universitarios apenas culminen sus estudios escolares si queremos que sean mejores que nosotros y anden por el buen camino. De esa manera no sólo aseguramos que nuestro hijo cosechará muchos conocimientos útiles para la sociedad y para el mismo, sino que también nos garantizamos que no ande por malos pasos en la calle y caiga en males de la sociedad como el vandalismo, la drogadicción, el narcotráfico, la prostitución, etcétera.

Sin embargo, todas nuestras preocupaciones respecto al futuro de nuestros hijos no son más que exageraciones que reflejan la sobreprotección que tenemos hacia ellos, pues la educación universitaria es sólo un estereotipo de la sociedad políticamente correcta. No todos tiene las aptitudes necesarias para cursar una carrera universitaria y no todos tienen las aptitudes para adentrarse independiente en el mundo de los adultos a ganarse la vida de manera digna y modélica para los demás. Ambas escogencias, estudiar en una universidad o no hacerlo, son modelos de vida meritorios que pueden desembocar en cosas buenas o malas, pues recuerda que en las universidades también se han formado los más grandes delincuentes del planeta.

Que tu hijo vaya o no a la universidad, no determina inexorablemente el futuro que tendrá ya que todo depende los valores morales que le has inculcado durante su adolescencia y niñez, así como la voluntad innata de tu hijo de querer ser lo quiere ser. No juzgues a tu hijo por no ser el profesional que tu soñabas que sería, pues él no tiene culpa de tus pretensiones y mucho menos de venir al mundo, en todo caso, tú eres el responsable de que él exista por lo que debes respaldarlo en todas sus ambiciones y entender que un título universitario no es testimonio de la calidad humana o intelectual de una persona.

Acéptalo, si tu hijo quiere ser fontanero apóyalo y haz todo lo posible para que sus sueños se hagan realidad, pues no querrás tener a un hijo profesional que te odio el resto de tu vida por no dejarlo ser lo que realmente quería ser. Escúchalo siempre y trata de orientarlo en sus decisiones de vida sin imponerle nada ni juzgarlo por nada.